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La actitud de interés - Extractos de un escrito de S. Ramain sobre interés y atención.

Además de esto, necesitará saber más al respecto.

Cuando le pedimos a alguien que tenga cuidado, asumimos que es capaz de realizar este esfuerzo con todo lo que esto último conlleva de sutileza, vigilancia y tonicidad.

Recomendar que un sujeto tenga cuidado es implicar que hay un acto especial por realizar que le permitiría actuar en las condiciones deseadas, y me viene a la mente una pregunta: ¿no podemos tener cuidado? ¿Cómo lo hacemos manual, intelectual? ¿o algo mas?

¿No deberíamos considerar la atención como una forma de ser de la que surge una actitud de interés? ¿Una actitud que parece llevar consigo todos los elementos necesarios para la culminación exitosa de la tarea propuesta, sin distinción, sin preferencia preferencial?

Esta actitud de interés no excluye el interés específico por tal o cual actividad, interés que responde a una necesidad profundamente humana y que no es en absoluto despreciable, sino el comportamiento de un sujeto que se proyecta sin límites y sin esfuerzo en una tarea que que ha elegido o que le agrada es totalmente diferente de la actitud de quien debe asegurarse constantemente de soportar el esfuerzo de aplicación que le impone una tarea por la que no percibe el interés inmediato. (...)

El esfuerzo se reduce y corre el riesgo de desaparecer casi por completo cuando un sujeto realiza, por su propia voluntad y sin restricciones, un trabajo que ha elegido. ¿No es para que los alumnos aprendan con un mínimo de esfuerzo que ciertos métodos llamados "atractivos" solicitan el interés espontáneo y fugaz que suscita tal o cual objeto?

La experiencia demuestra que prestar atención sólo a lo que interesa no educa al sujeto, en todas sus dimensiones, ni de manera electiva, una atención propiamente dicha que, en este caso, se utiliza o no en un dominio limitado y determinado. Avanzar por la elección que se ha hecho .

A menudo resulta de esto que, cuando un sujeto intenta aplicar la misma aplicación, el mismo celo al que se le ofrece pero que no le interesa, es incapaz, a pesar de su buena voluntad, de realizar la tarea con la misma conciencia. a El le gustaria. Una tendencia a apresurarse, a apresurarse deja tal o cual punto mal explorado, mal entendido, mal terminado y supera las ganas de aplicación y rápidamente nos damos cuenta de que incluso a pesar de la buena voluntad, los esfuerzos son en vano. Y la atención torpe y fugaz.

Esta tendencia parece obedecer a una falta de control casi total sobre la conducta, lo que significa que el sujeto, acostumbrado a elegir lo que le agrada, permanece incapaz de controlar su pulsión de “elección”; se deja llevar por ella y percibe sólo lo que corresponde a sus apetitos intelectuales, emocionales, motores u otros.

En cuanto está satisfecho, se deja invadir por el juego de sus asociaciones que se modifican, trasponen y adaptan según la elección.

Cortado de esta manera, el sujeto nunca percibe un todo en su totalidad y no permite la enriquecedora transformación que ofrece una percepción pura y completa de un nuevo fenómeno.

A partir de estas observaciones admitimos que es posible un estado de atención, del que nacerá la actitud de interés. (...)

La atención no es primordialmente de carácter intelectual, se distribuye entre todas las funciones y debe ser utilizada por cada una de ellas en el momento oportuno para permitir al sujeto aprehender las impresiones en sus diversos aspectos y dejar en juego la disponibilidad y plasticidad imprescindibles. al correcto funcionamiento del ser. (...)

Por la atención interiorizada que ofrece y la actitud de vigilancia esencial para el éxito, esta forma de trabajo obliga al individuo a actuar sobre sí mismo y para sí mismo de la manera más autónoma posible.

Extracto de una charla en "Recherches et Rencontres", París, marzo de 1964

Publicado en "Autoconducta y progreso humano"

por el Dr. P. Chauchard
The Workers 'Editions, París, 1972

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